En esta ansiada nueva normalidad muchas empresas empiezan a olvidarse de la pesadilla que ha supuesto el COVID-19 y se preparan para reiniciar con fuerza su actividad. Existen compañías que se han visto obligadas a tomar medidas urgentes para salvaguardar la tesorería (aplazamiento de impuestos, renegociación de calendarios, suspensión de costes de personal, solicitud de financiación…), sin embargo, esto último no hace más que poner palos a las ruedas en esta nueva etapa. Las empresas no deberían endeudarse más sino, como señalan los expertos, actuar con rapidez y precisión. Se precisa de una disciplina ejemplar en la gestión de la liquidez de las compañías, y estar lo más preparados posibles para cualquier magnitud de recesión.
Según datos del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, hasta el 17 de junio las entidades financieras han registrado en el ICO un total de 578.000 operaciones de financiación, con un importe avalado de 53.917 millones de euros y una financiación total de 70.484 millones de euros para nuevos préstamos y otras modalidades de financiación y renovaciones. La mayoría de los avales se concentran para pymes y autónomos con una cobertura del aval del 80% para préstamos y otras operaciones de financiación y renovaciones. Mientras el número de operaciones a pymes y autónomos ascienden a 568.011 (98%) del total, para el resto de empresas con una cobertura del aval del 70% para nuevos préstamos y del 60% para las renovaciones, se han registrado 9.989.